El CEO Se Novela 274
Capítulo 274
Ana reflexionó sobre sí misma. No debería haber sido tan reservada, no debería haber esperado hasta el matrimonio para dejar que Alberto la tocara.
Alberto era un hombre común, lleno de vitalidad, y evidentemente tenía necesidades
emocionales.
Si esas necesidades no se cumplían, caería fácilmente en las tentaciones de otras mujeres.
Raquel fue una de esas mujeres que aprovechó la oportunidad para meterse en
su cama.
Esa noche, Ana iría a la villa de Alberto, insinuando, con cierto aire de ambigüedad, un ambiente cargado de tensión.
Al observar el delicado rostro de Ana, Alberto esbozó una ligera sonrisa y dijo:- Esta noche debo ir al despacho a trabajar, no tengo tiempo para acompañarte. Te enviaré a casa con alguien, ¿está bien?
Ana sintió algo de decepción.-Está bien, entonces me voy primero.
Ana subió al coche y se fue.
El secretario Francisco abrió la puerta trasera del coche de lujo Rolls-Royce, y Alberto también subió al vehículo.
El coche, con su marcha suave y estable, recorría la carretera. Alberto, sentado en el asiento trasero, revisaba unos documentos. En ese momento, su celular emitió varias notificaciones.
Alberto lo miró y vio que eran alertas de sus tarjetas de crédito, una tarjeta negra con detalles dorados.
-Estimado usuario VVIP, su tarjeta terminada en 8888 ha realizado una compra de 200 dólares en El Bar de la Luna.
-Estimado usuario VVIP, su tarjeta terminada en 8888 ha realizado una compra de 16 dólares en Sabores de Pasta.
-Estimado usuario VVIP, su tarjeta terminada en 8888 ha realizado una compra de 8 dólares en Dulce Encanto.
Raquel y Camila estaban paseando por una calle de comida rápida. Los registros de sus compras llegaron al celular de Alberto.
Las cantidades no eran grandes: 16 dólares, 8 dólares, 6 dólares, incluso 2 dólares.
Había comprado un pequeño pudín dulce.
Alberto observó los registros de compra y esbozó una ligera sonrisa.
En ese momento, escuchó su voz suave y clara: -Alberto, ya no te amo.
Ella le dijo que ya no lo amaba.
Raquel era de esas chicas que amaban con todo su ser, con una pasión ardiente, como el sol.
El había sido amado de esa manera.
Pero, cuando ella decidía dar la vuelta, no había vuelta atrás.
Ya no lo amaba.
Alberto dejó el celular a un lado. En realidad, nunca había amado a Raquel, pero por alguna razón, al perderla en ese momento, sintió una extraña sensación de vacío.
En el dormitorio de chicas, Raquel despertó y no vio a Camila. Qué raro, ¿dónde se habrá ido?
-¿Camila? ¿Camila?
Raquel buscó por todos lados, pero no encontró a Camila.
En ese momento, vio una pequeña nota sobre la mesa, escrita con la caligrafía delicada de
Camila.
-Raquelita, no me busques, hoy voy a casa por un rato.
Camila había ido a su casa.
A decir verdad, Raquel no sabía dónde vivía Camila. Habían pasado tanto tiempo juntas, pero nunca había visto a los familiares de Camila. Ella nunca había mencionado nada sobre ellos, y Raquel tampoco había preguntado.noveldrama
Las amistades también requieren un sentido de espacio, para que ambas se sientan cómodas y
naturales.
Raquel guardó la nota. Justo en ese momento, su celular emitió un sonido, era un mensaje de WhatsApp.
Era Luís quien lo había enviado: -Raquelita, la medicina que pediste ya ha llegado.
Los ojos de Raquel brillaron. La medicina más importante finalmente había llegado, lo que significaba que la marca en la cara de Camila tenía solución.
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