El CEO se Entera de Mis Mentiras

Capítulo 284

Alberto extendió la mano para abrir la puerta del copiloto.

Sin embargo, Raquel abrió la puerta trasera y se subió.

Los dedos largos de Alberto se detuvieron un momento.

-Presidente Alberto, apuremos, debemos encontrar a Camila lo antes posible.

Alberto miró a Raquel a través del espejo retrovisor. Raquel estaba sentada en el asiento trasero, mirando su celular sin cesar. Su rostro estaba algo pálido, y su delicada cara, fría y etérea, parecía aún más traslúcida.

Toda su atención estaba centrada en Camila; solo le echó un vistazo.

Ahora, uno estaba al frente y el otro atrás, realmente distantes y ajenos el uno al otro.

Alberto apartó la mirada y pisó el acelerador. -Está bien.

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Durante el trayecto, Camila no dejaba de llorar. Estaba profundamente triste, pero, mientras lloraba, algo comenzó a parecerle raro.

Se dio cuenta de que el camino por la ventana no era el que la llevaba a casa, y cada vez estaba más desierto y apartado.

Camila miró al conductor por el espejo retrovisor.-Conductor, esto no es el Boulevard del Mar, ¿a dónde me está llevando?

El conductor se quitó la gorra de béisbol, revelando una cicatriz en su rostro. Sonrió de manera perversa. -Señorita, la voy a llevar a disfrutar.

Camila sintió una extraña familiaridad en su rostro. De repente recordó: este era el conductor que la policía había estado buscando, el Demonio de la Noche Lluviosa.

El tal Demonio de la Noche Lluviosa era un violador y asesino serial que atacaba solo en días de lluvia, y en el último mes ya había matado a dos universitarias.

El cuerpo de Camila se heló. Entonces comprendió que había subido al auto del Demonio de la

Noche Lluviosa.

¡Estaba en inminente peligro!

-¡Deténgase de inmediato!

Camila trató de abrir la puerta del auto, pero ya estaba cerrada con llave.

Cachulo 284

No podía quedarse esperando a su destino, así que rápidamente intentó arrebatarle el volante.

El coche se desvió bruscamente, y el tipo, sorprendido por la resistencia de Camila, frunció el ceño y pisó el freno con fuerza.

El auto se detuvo, y el tipo salió rápidamente y la arrastró fuera del vehículo. ¡Paf!

Le zampo una cachetada a Camila.

Camila, quien había sido mimada como la joya de la familia Guerrero, sintió el impacto en sus oídos, y de su boca brotó una pequeña cantidad de sangre.

El tipo la presionó contra el coche, y con una sonrisa cruel dijo:-Pensé en llevarte de vuelta, pero parece que no puedes esperar. Entonces, primero te violaré y mataré, y después te desmembraré. Esto sí que será excitante, jajaja.

Camila temblaba de miedo. Luchó con todas sus fuerzas, gritando:-¡Sueltame! ¡Esto es un

crimen! ¡La justicia te alcanzará!

El tipo no prestó atención a sus palabras. Mirando la marca de nacimiento en su cara, dijo: Mirate pendeja lo fea que eres, ¿acaso ningún hombre te gusta? Antes de que mueras, te haré experimentar lo que es sentir un verdadero hombre. ¡Deberías estar agradecida mas bien por el favor que te estoy haciendo, cosa mal echa!

El humillante trato de este Demonio de la Noche Lluviosa llenó a Camila de dolor

y desesperación, y las lágrimas volvieron a brotar.

En ese momento, se oyó un sonido de rasgadura. El Demonio de la Noche Lluviosa desgarró el

cuello de su blusa.

La piel suave de la delicada joven, como si fuera de porcelana, quedó expuesta

al aire. El tipo no pudo evitar fijarse en su cuerpo, sus ojos se enrojecieron.

-Tan fea en la cara, pero tan buena en cuerpo.

El tipo bajó la cabeza para besarla.

Camila gritó aterrada, -¡Ahhhh!

Cerró los ojos desesperada. ¿Acaso este era su destino?

Por ser fea, nadie la amaba.

Por ser fea, la humillaban.

Cuando la desesperación la invadía por completo, de repente, una mano larga y limpia apareció

y tiró con fuerza del cuello del Demonio de la Noche Lluviosa.

Capitulo 284noveldrama

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La persona lo arrastró hacia atrás. Camila sintió que el peso sobre ella

desaparecía. El tipo fue alejado del automovil.

La lluvia caía más fuerte, y Camila, temblando, se cubrió con las manos. Levantó

la vista hacía la persona que la había salvado...