El despertar del Dragón

Capítulo 2399



Capítulo 2399

Campana del Dragón

Como era para pagarle a Jaime el haberle salvado la vida, Cleo ya no tenía motivos para cuestionar la decisión de Hada de regalarle a Jaime aquella Piedra Rúnica Salvavidas.

Sólo pudo observar cómo Hada charlaba entusiasmada con Jaime. Contemplando su rostro encantado, Cleo se sintió demasiado celoso.

Sólo deseaba que la Conferencia del Reino Secreto comenzara cuanto antes para poner fin a la conversación entre Jaime y Hada.

—Todo el mundo, por favor, silencio. —En ese momento, Quirino, sentado en la plataforma, se puso en pie y habló en voz alta.

Al instante, todos dejaron de hablar y desviaron su atención hacia la plataforma.

Cuando todos se callaron, Quirino continuó:

—Al reanudarse la Conferencia del Reino Secreto, espero que todos mantengan una actitud de aprendizaje y eviten dañar a los demás a propósito. Recuerden que la amistad es más importante que el resultado de la competición. Ahora, ¡demos la bienvenida a Sigfrido Gracia, de la Clasificación de Honor Supremo, que tocará la Campana del Dragón para oficiar nuestra conferencia! Sin embargo, hay una pequeña modificación en las reglas de este año. Cualquiera puede desafiarse a sí mismo y golpear la Campana del Dragón, pero que la campana suene dependerá de las habilidades de cada uno. Les sugiero a todos que tengan cuidado. No terminen fallando al hacer sonar la Campana del Dragón, sólo para sufrir un contragolpe y lesiones graves por el intento. Eso sería una pérdida.

Tras decir esto, Quirino se volvió hacia Sigfrido.

—Señor Gracia, adelante, por favor.

Sigfrido asintió. Luego, dio una suave patada en el suelo, lanzándose al instante hacia el campanario. Empujó la puerta de bronce y entró. This is property © NôvelDrama.Org.

En el momento en que la puerta se abrió, un aura aterradora estalló.

El campanario sólo tenía unos cincuenta metros de altura, pero Sigfrido tardó media hora en reaparecer en la cima del edificio después de entrar.

—¡Excelente! —Mucha gente vitoreó y aplaudió cuando Sigfrido reapareció en lo alto del campanario.

—Parece que Sigfrido ha mejorado bastante. Ahora sólo ha tardado media hora en llegar a lo alto del campanario —no pudo evitar exclamar Zero.

—¿Media hora se considera poco? Pero esa torre sólo tiene cincuenta metros de altura, ¿no? — preguntó Jaime desconcertado.

—Señor Casas, tal vez sea usted nuevo en esto. Aunque este campanario no es alto, el camino que lleva a la cima está lleno de matrices arcanas que hay que atravesar. Además, aunque superen la matriz arcana y lleguen a la cima, eso no significa que puedan tocar la Campana del Dragón. La campana está grabada con nueve patrones en forma de dragón. Un dragón dorado dará vueltas alrededor del campanario cada vez que suene. Sigfrido sólo pudo tocar la campana una vez. Quirino, la persona más fuerte del lugar, aceptó una vez el reto, pero incluso él sólo pudo tocar la campana cinco veces. En aquella época, la escena de los cinco dragones volando era en verdad magnífica.

Los ojos de Zero estaban distantes y llenos de expectación cuando relató la historia. Jaime supuso que aquella vista espectacular de cinco dragones dorados que se elevaban en el aire debía de haber dejado una profunda impresión en Zero.

—Así que hay muchas complejidades para tocar esta Campana del Dragón. Lo intentaré más tarde. — Jaime no pudo evitar interesarse por la Campana del Dragón.

—Jaime, ¿crees que puedes tocar la Campana del Dragón con tus capacidades? Me temo que ni siquiera podrás alcanzar la cima del campanario. Si sufres retrocesos con las matrices arcanas, puedes incluso arriesgarte a perder la vida. ¿Crees que alguien puede aceptar el reto sin más? — Cleo, de pie a un lado, le dijo a Jaime.

La agradable conversación que Jaime había mantenido antes con Hada ya había provocado el disgusto de Cleo hacia Jaime.

—No importa si puedo tocar la campana, aun así, vale la pena intentarlo. Si estamos demasiado asustados para intentarlo siquiera, ¿qué sentido tiene que alcancemos un alto nivel de cultivo? — Gorjeó Jaime.

—Jaime, tú eres del reino mundano, así que no sabes lo formidable que es esta Campana del Dragón. Seguramente no dirás algo así cuando seas testigo de su ferocidad. —Cleo hizo una mueca de desprecio y se calló después.

—Jaime, no intentes hacerte el duro. No eres lo bastante fuerte para tocar la Campana del Dragón. Veamos si alguien más de la Clasificación de Honor Supremo se atreve a intentarlo —dijo Hada.

Jaime no respondió. Sin embargo, su determinación de intentar tocar la Campana del Dragón era firme. Además, sentía como si la Campana del Dragón le estuviera llamando.


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