Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

arel la miró fijamente. —Sí.—

—¿Por qué?—

—No lo soporto.—

¿No lo soportas?

Evrie posó su mirada en el plan de negocios sobre la mesa, recordando que hace poco Valerio le había mencionado que un

desarrollador había comprado el terreno de su zoológico para reestructurarlo.

No le queda otra que mudarse.

—Entonces, compraste el terreno del zoológico de Valerio no para reestructurarlo, sino simplemente porque no lo soportas?—

preguntó Evrie, sin rastro de emoción en su voz.

—Hmm, más o menos.— Farel mantenía la vista al frente mientras manejaba, su honestidad era directa y descarada.

—Aunque estoy agradecido porque cuidó de ti en la Capital durante esos años, eso no significa que permitiré que se interponga

en mis asuntos personales. Un traslado y reconstrucción del zoológico lo mantendrá ocupado por al menos un año.— Finalizó

Farel, apretando la mano de Evrie con un fuerte sentido de posesión.

—Durante ese año, solo me pertenecerás a mí.—

Evrie entendió.

Fue un plan para mantener a Valerio ocupado con el zoológico y así tenerla a ella sin distracciones.

Una sensación de opresión invadió su pecho, seguida de una ira incontenible.

Evrie soltó bruscamente su mano y lo miró con el ceño fruncido. —¿Sabes lo que significa el zoológico para Valerio?—

Nunca olvidaría aquellas palabras que Valerio le había dicho.

—Este zoológico es mi refugio para purificar mi alma, y también te he llevado a ti a través de él…—

Farel no esperaba tal reacción de ella, y mientras conducía, le echó una mirada y se rió con sarcasmo.

—Si no fuera porque él valora tanto ese zoológico, no habría empezado por ahí para tratar con él.—

Así que lo había hecho a propósito.

¡Le había mostrado sus cartas!

Evrie sintió un pulso fuerte en las sienes, enfurecida al punto de no poder hablar.

Cerró los ojos y se calmó antes de decir —Retira ese plan, no necesito que hagas estas cosas por mí. —

Farel frunció el ceño, su rostro se enfrió.

—¿Quieres ayudar a Valerio a mantener su querido zoológico?—

—Tú mismo sabes que es su tesoro, y aún así pretendes dañarlo por una razón tan absurda. ¿Es eso razonable?—

Farel giró la cabeza, las venas de su mano se marcaban mientras trataba de contenerse.copy right hot novel pub

—Evrie, ¿es razonable que me hables así por Valerio? ¿Quién es más importante para ti, él o yo?—

Evrie no esperaba que llevara el asunto a tal extremo.

¡Qué absurdo!

Lo miró incrédula. —Hemos compartido tantas noches juntos, que no me casaré con nadie más que contigo. ¿Y todavía sientes celos?—

Farel dijo con voz dura —Ya sabes que me pongo celoso, entonces no menciones a ese hombre esta noche y arruines el momento.—

Esa noche iba a llevarla a Barrio El Magnético y Farel no quería discutir.

Lo que más le molestaba era la actitud que ella había mostrado hacia él por otro hombre.

Un sentimiento inexplicable de amargura se apoderó de Farel y no pudo reprimirlo.

Evrie respiró hondo y dijo fríamente —¿Así que no vas a cancelar el plan?—

Farel no respondió.

—Detén el auto.—

Evrie no pudo contenerse.

Farel no se detuvo y dijo con paciencia —Aún no hemos llegado.—

—¡Te dije que detuvieras el auto!—

Farel frunció el ceño, su expresión era muy sombría.

—Evi, no hagas un escándalo.—

—No estoy haciendo un escándalo, detén el auto.

—

Evrie estaba decidida, como si estuviera dispuesta a enfrentarse a él hasta el final.

Farel solo pudo detener el auto.

En el momento en que pisó el freno, Evrie empujó la puerta para bajar, irritada.

Farel la agarró del brazo con fuerza, su rostro oscuro —¿Realmente vas a enojarte conmigo por Valerio?— Content rights belong to NôvelDrama.Org.

Evrie se volvió a mirarlo, sus ojos llenos de desafío.

Ya había llegado frente a él.

Ya había rechazado a Valerio tan decididamente por él.

Evrie no podía entender por qué aún tenía que usar esos métodos innecesarios.

—Piénsalo tú mismo, me voy.—

Después de hablar, Evrie soltó su mano y con el rostro frío, saltó del auto.

Justo en ese momento, pasaba un taxi por detrás, Evrie levantó la mano y lo detuvo para subirse.

Farel rápidamente bajó la ventana del auto y le gritó —¿Para dónde voy esta noche?—

—A donde te da la regalada gana.—

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