Capítulo 439
Capitulo 439
-Con un fuego tan grande y ni asi te mueres, qué vida tan dura la tuya, verás como te acabo yo con mis propias manost!
-Tu abuelo es un viejo que nunca se muere, tu papá murió joven, y tú también vas a… ¡Ah!!
En medio de la lucha, Roman tomó la lampara del escritorio y golpeó su brazo, haciendo que las fotos se esparcieran por el suelo. © NôvelDrama.Org - All rights reserved.
Fernanda grito y lo sotto, pensando en seguir hasta matarlo, pero entonces via las fotos en el suelo.
Fotos de una niña pequeña, sonriendo feliz y radiante, a quien habia visto en una fiesta con Gerard, la pequeña princesa de los Corris.
Roman tosió violentamente, tratando de recoger las fotos, pero ella fue más rápido.
—Jajaja! ¿Mira lo que encontré?
-Asi que te gusta la joven heredera de los Carris, ¿eh? Guardando su foto a escondidas, tan joven y ya tan perturbado. Mira esas cicatrices, ¿crees que te lo mereces?”
-¿No temes hacerla llorar? Jajajaja. J
Damelo, devuelvemelo!
Roman corrió a arrebatar las fotos, pero ella lo pated lejos.
-¿Así que tú, el maldito, sabes hablar?%
-Siempre fingiendo conmigo, igual que tu padre! Hasta en su lecho de muerte me engañó.
-Ustedes, padre e hijo, merecen morir. No solo quiero que mueran, quiero que vean como destruyo lo que aman poco a poco.
Ella sacó un encendedor y prendió fuego a las fotos.
La extraña luz del fuego quemando la sonrisa brillante de la angelita en la foto, lluminó la cara distorsionada de Fernanda.
Los oscuros y profundos ojos de Roman se estrecharon, reflejando un brillo escarlata de intenso odio.
Tomó una navaja de al lado y corrió hacia ella, cortandole el brazo.X
Fernanda, hundida en su triunfo, se detuvo abruptamente cuando el dolor reemplazó su risa, gritando mientras se sujetaba la pierna, retrocediendo tambaleante, sin entender lo que pasaba, hasta que el niño la empujó fuerte por las escaleras.
-Ah
Las escaleras de la villa Sierra Serena eran largas y retorcidas
La mujer rodó desde lo alto, su grito resonando por toda la villa, despertando a todos los sirvientes.
Joaquin, sin siquiera ponerse la ropa, salió corriendo y encontró a Femanda despeinada y con el rostro deformado por el dolor, yaciendo en un charco de sangre, sin signos de vida.
Y en lo alto de las escaleras, estaba su nieto, sosteniendo un cuchillo aún goteando sangre.
Sus profundos y oscuros ojos parecian vacios, mirando el cuerpo sin vida de la mujer abajo, como si hubiera perdido toda humanidad.
-Rápido, llama al Dr. Fautino!!
Joaquin corrió hacia él, cubriendole los ojos con las manos
Temia que sin la ayuda inmediata de un psicólogo, Rom estaría perdido.
-Rom, Rom, está bien, ya pasó
-El abuelo está aquí…
Era sábado, y Nerea llegó media hora temprano al lugar acordado, vestida con un abrigo amarillo claro y una pequeña bolsa tepida, esperando a Roman
El frio viento matutino de invierno la golpeó, haciéndola encogerse y enterrar su cabeza en el cálido abrigo, pareciendo un adorable patito amarillo que hacia que los transeuntes se volvieran a mirar
-¡Qué Inda
Hoy pasaria todo el dia con Rome en el parque de diversiones, y si aún querian más diversión, lo llevaria a casa, donde sus padres y sus hermanos aún no lo conocían